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Historia


Piña de Campos es una pequeña localidad palentina con una extensión superficial de unas 1250 hectáreas, muy cercana al Camino de Santiago en su vía francesa. Delimita por el Norte con Frómista y Población de Campos, por el Sur con Amusco, por el Este con Támara y por el Oeste con Amayuelas de Arriba.

El topónimo de Piña parece prevenir del sustantivo latino “pinna”, cuyo significado a saber es de peña o elevación; que bien pudiera ser debido a la propia naturaleza o como en este caso, a la acción interesada del hombre con fines fortificadores relacionando el término con el de almena de muralla; denotando su indudable origen repoblador y la naturaleza defensiva de su emplazamiento, dando fe de ello los restos de su antigua fortificación, tal vez en recuerdo de las ocho torres redondas que tuvo su hermoso castillo. Y parece poco probable prevenir del latín pinnea, “piña” fruto del pino y del abeto.

La tradición oral cuenta que el nombre puede derivar de la palabra “apiñados”, gentes de los diferentes asentamientos que se juntan, se apiñan, se agrupan en torno a un núcleo “Piña”, para ser más fuertes, para sentirse más protegidos frente a posibles ataques y enfrentamientos , de otros pueblos invasores.

Según los vestigios encontrados, la historia de este pueblo se puede remontar en el tiempo hasta la Edad de Piedra, pasando por la Edad de bronce. hasta época Romana y Medieval, ya que existen, documentados por el Museo Arqueológico de Palencia, un total de seis pequeños yacimientos arqueológicos en los términos de Piña, en este momento ocultos bajo tierras de cultivo.

  1. Los Limanos.
  2. Ribamoros
  3. Fuentemanías
  4. Humanillo
  5. Requejo-Becerra
  6. Veronilla

 

La primera vez que tenemos noticias de un núcleo poblado con este nombre es en un documento de la milenaria abadía de Husillos. El escrito está datado en Carrión, el 4 de mayo de 1158; en él, el rey Sancho III “el Deseado” confirma las donaciones realizadas por sus antepasados a la iglesia de Santa María de Husillos, entre lo donado figura: “Sanctam Eugeniam de Pinia”

En la Baja Edad Media, Piña aparece en los documentos de la época como formante de la comunidad de las Nueve Villas de Campos, (Novem Villis), establecido a mediados del siglo XII, junto a Támara, Amusco, Forombrada (Rombrada), San Esteban, Villa-Onella (Veronilla), Alba, Amayuelas de Arriba y Amayuelas de Abajo.

Pacto firmado por nueve villas en las que se recogía una serie de acuerdos y fueros para los habitantes de estas; entre ellos se recogía la libre circulación de los habitantes de estas por las mismas, libre paso de mercancías, etc. Cada localidad tenía ordenanzas propias y sus propios diputados.

Sus fueros fueron otorgados y ratificados por diferentes reyes, aunque se cree que este tratado ya pudiera existir entre los pueblos Vacceos que, tiempo atrás, poblaron la zona.

En un privilegio, Alfonso VII otorga a los “concejos de las Nueve Villas…” una confirmación de aquellos fueros de  los que ya venían disfrutando, según sus palabras, y que no serían sino los derechos y privilegios propios de una Behetría, consistentes, en primer lugar, en una total libertad para cambiar de residencia a cualquiera de las otras villas y de elegir señor; en segundo lugar, a poder vender la casa y disponer de ella como deseare; en tercer lugar, la de poder llevar consigo todo su haber, dentro del plazo de nueve días si decidiese cambiar de lugar, así como de poder vender y empeñar libremente su heredad pudiendo trasladarse sin ser inquietado a donde dispusiere.

En el año 1345, “Pinna” ya era citado en la estadística más antigua de la diócesis de Palencia, perteneciendo al arciprestazgo de Población, integrando el arcedianazgo de Carrión, con lo que se acentúa el peso que la iglesia católica tenía en la villa.

A mediados del siglo XIV, en el Becerro de las Behetrías, aparece con el nombre de Piña de las Nueve Villas de Campos, es del obispado de Palencia, lugar solariego de Garci Fernández Manrique, de los hijos de Pedro Ruiz Sarmiento, de Juan García Cabriales, de la abadesa de San Andrés de Arroyo y de la Orden de San Juan. Sus habitantes pagaban al Rey servicios y moneda pero no pagaban  otros tributos como fonsadera, ni martiniega ni yantar. Y a sus señores, pagan por la Navidad, medio cuarto de cebada, un dinero de carne y medio cuartal de vino.

El linaje de los Manrique llegó a disponer de numerosos señoríos por tierras palentinas, el fundador de la estirpe, Rodrigo Pérez Manrique, también perteneciente a la familia de los Lara, heredará de sus predecesores numerosas propiedades entre las que se encuentra Piña.

Posteriormente,  Piña de Campos, pasó a ser propiedad de la familia de los Reinoso, señores de Autillo de Campos, Pedro Ruiz de Reinoso (IV Señor de Autillo) y su esposa, Doña María Herrera, señora de Piña y Manquillos; siendo estos quienes venderán en tiempos de Enrique IV, la villa de Piña de Campos a Juan Fernández Manrique de Lara, II conde de Castañeda y  señor de Aguilar y otros muchos lugares; de esta manera, pasará de nuevo  a engrosar las posesiones de la familia de los Manrique.

Entorno al año 1484, un hijo de Juan Fernández Manrique llamado Garcí Fernández Manrique de Lara será nombrado primer marqués de Aguilar por los Reyes Católicos, en premio a sus muchos méritos y agradecimientos. Con la concesión de esta dignidad, la villa de Piña entrará en el Marquesado de Aguilar.

El sexto Marqués de Aguilar, Don Juan Luis Fernández Manrique de Lara, nació en Piña. La casa de los Marqueses de Aguilar se encontraba situada en la Avenida del Arrabal, antes General Franco, N.º 20. Con el tiempo, este inmueble será propiedad de los descendientes de los Condes de Orgaz, quienes terminarán vendiendo dicho inmueble a D. Ramón Martínez de la Pinta.

Piña de Campos  tuvo un hermoso castillo-fortaleza y al parecer una antigua muralla que rodeaba la villa y de la que sólo se conserva una de sus puertas, conocida como el Arco de la Plaza, de finales del S. XV principios del XVI, que presenta un precioso arco apuntado al exterior. El arco interior es rebajado y encima aparece la talla de una Virgen con Niño dentro de una hornacina, conocida como la Virgen del Arco.

Son varias las varias referencias históricas que hablan del castillo;

-en el año 1791 Gaspar Melchor de Jovellanos describe la localidad en su diario como “ lugar antes murado, con una graciosisima torre cuadrada oriental, con cuatro torreoncillos en los ángulos, bien coronados de merlones, y alguno más pequeño en medio”.

-Raimundo Ruiz en el año 1828, menciona “un antiguo castillo, de muy bonita construcción”.

-a mediados del siglo XIX, el historiador Pascual Madoz, indica que aún quedaban “restos de un hermoso castillo, almenado y coronado de ocho torres redondas, adornadas de águilas, calderas y jarrones”.

-pocos años después, José María Quadrado contempla “un gallardo castillo, cuyos muros taladran saeteras en cruz, y cuyas torres angulares no menos que otras cuatro salientes en el centro de cada cortina coronan altas y piramidales almenas”.

El censo de 1591 recoge la cifra de 330 vecinos pecheros en la localidad, una de las más altas de la merindad de Monzón.

En el S. XVI Piña celebraba dos ferias al año. La primera denominada “De las avellanas” (llamada así por ser éste el principal producto a vender), se celebraba el 8 de septiembre y ofrecía mucha variedad, así como jugadores de bote y dados. La segunda se celebraba por los Santos y duraba 15 días, se dejó de celebrar por el mucho daño que causaban los ganados en los campos.

Por lo que a venta de ganado lanar se refiere, la “Feria de Todos los Santos” que se celebraba en Piña de Campos, era de las más importantes de la región. Según se puede constatar documentalmente, en la primera mitad del siglo XVII, hasta las carnicerías de la Villa y Corte se abastecían de carneros procedentes de Tierra de Campos, comprados en la villa de Piña.

También se inaugurarán en esta época, S. XVI, dos hospitales, fundados por Don Diego González Quintero.

A mediados del siglo XVIII la villa figura como lugar solariego de la Marquesa de Villena y Aguilar, con 110 vecinos, más de novecientos habitantes, entre los que no se incluyen los eclesiásticos. El casco urbano constaba de 137 casas habitadas, 21 inhabitables y 16 arruinadas.

En el año 1752, según el Catastro del Marqués de la Ensenada,  Piña figura como Piña de las Nueve Villas de Campos, que esta villa es de señorío y pertenece a la excelentísima  Señora Marquesa de Aguilar, que el territorio que tiene de levante a poniente son tres cuartos y medio de legua, de norte a sur una legua y de cuatro leguas de circunferencia  más o menos, que en el término tiene mil quinientas y cincuenta obradas además de mil trescientos de viñas y majuelos, que los derechos impuestos sobre las tierras de pan llevar y viñas son el diezmo y primicia, que en el término de esta villa sólo hay un molino harinero de agua sobre el rio llamado Ucieza con dos ruedas y muelas, que no hay colmenar alguno pero si casas con pies de colmenas,

Pocos años después, Madoz dice de Piña que es una de las nueve villas que se llamaban de Campos, en la provincia y diócesis de Palencia, Partido judicial de Astudillo, Audiencia Territorial y Capitanía General de Valladolid.

Situación: entre el canal de campos y el rio Ucieza, en la carretera que de Valladolid dirige a Santander.

Clima: es algo frío, combatido por los vientos del norte y sur, y propenso a calenturas intermitentes.

Casas: tiene 194 casa de buena construcción, la del ayuntamiento y cárcel, restos de un hermoso castillo; escuela de niños y otra de niñas, una fuente dentro de la población y varias en el término; y una iglesia parroquial (el Arcángel San Miguel), la cual se halla servida por un cura de primer ascenso y seis beneficiados.

Terreno: es llano y de poca extensión, que los mojones divisorios de los campos limítrofes sólo distan ¼ de legua de la población, es en general poco fértil, y sólo el esmerado cultivo es lo que le hace producir regularmente; la parte de vega es de mejor calidad y proporcionaría mayores ventajas si se utilizasen las aguas del río Ucieza

Caminos: son locales y en mal estado, a excepción de la carretera, cuyo estado es regular.

Correspondencia: se recibe de la capital de provincia a las cuatro de la tarde, martes, viernes y domingos.

Producción: trigo, cebada, centeno, algunas legumbres y vino; se cría ganado lanar y algún mular para lo cual tienen 20 yeguas de vientre, y caza de perdices.

Industria: la agrícola y conducción de objetos en las barcas del Canal.

Comercio: la venta de algunos granos y vino aunque en corta cantidad; se celebra una feria el 8 de septiembre, denominada de las avellanas. Otra se celebraba para los santos y  duraba 15 días.

Población: 189 vecinos, 983 almas.

Capital que produce: 1.083, 020 reales. Impuestos: 35, 510 reales.

El presupuesto municipal asciende a 6.000 reales, y se cubre con el producto de las fincas y el resto por reparto vecinal.

Posteriormente, Piña se constituirá en ayuntamiento propio.

En 1886 Emilio Valverde y Álvarez indica que la población asciende a 1223 habitantes.